Pero en defensa de los que nos denostan porque sabemos muy poco de redes y buscadores, tomé de la nota lo siguiente: Pasamos de herramientas que servían para algo, a otras que no sirven, de entrada para nada, pero pueden usarse para todo.
¡¡¡Y Heme allí!!!
Mi marido ha tenido una paciencia infinita para convencer a ochentones de la familia, e inclusive a mí, para que entremos en el mundo de Internet. Si bien lo hemos hecho, no estaba todo dicho.
Para los ignorantes como yo, este aparato dispones de línea telefónica, acceso a Internet, toda la música del mundo, cámara fotográfica, entre otras funciones.
Pues bien, mi vida cambio; desde ese día vivo estresada, y en algún momento del día me saltan las lágrimas. Si bien soy de lágrima fácil, que otra cosa podría sucederme cuando quiero hacer un llamado donde antes tenía mis 100 contactos, ahora tengo 2.000, pero no encuentro a nadie, es más, llamo a gente que no quiero. No logro enviar mensajes, y mucho menos recibirlos y ni pensar de navegar por la red.
Lo raro es que no me haya dado un ataque de pánico.
Mi marido sigue paciente, diciéndome que es cuestión de tiempo.
Se ve que tengo que esperar.
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