Es un tipo de arreglo de Ikebana que se usa exclusivamente para la ceremonia del té.
Los que tenemos varias décadas ya deberíamos saberlo pero por las dudas, lo comento por la sencillez y profundidad que implica.
Se hace con flores silvestres que transmitan sencillez y humildad. Si es posible evitar las flores muy abiertas, porque pierden el misterio. Muchas veces se elige la que anticipa la estación que está llegando, o al contrario, se intenta destacar la última de la temporada.
Este es un homenaje que el anfitrión le hace al invitado, para que a través del arte del arreglo, sean conscientes que ese será un momento único e irrepetible, efímero como el material que se usó.
Con respecto a la base, no debe competir en color, sino sólo contener, por lo que se recomiendan canastitas o vasijas de barro o también puede usarse algún viejo jarrito arrumbado en un estante, porque es sinónimo de experiencia, es decir, el momento presente contenido en lo vivido.
Si están pensando que para los que viven en grandes urbes resulta un poco ajeno, les cuento que cuando mi Maestra de Ikebana me invitó y vi el arreglo, sonriente le pregunté ¿a dónde había ido a buscar los materiales? ¡”Sencillamente a la vía del ferrocarril, que está a tres cuadras! Ahí tenés para elegir…”
Hagamos del Chabana una práctica diaria, humildad, arte, momento presente, amor al otro. Nos ayudará a transitar la longevidad que estamos logrando.
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