A raíz de una columna de alumbrado que estaba con peligro de caerse, inició los reclamos correspondientes en la Municipalidad; como el reclamo no era atendido, comenzó a insistir con los reclamos que eran cada vez más seguidos.
Un día se le ocurrió cambiar de táctica y llamar por teléfono.
Con el Ingeniero Forcada, por favor…
En el momento que la comunican, escucha claramente al ingeniero decir textualmente:
Pero mi querida maestra, que ya tiene más de ocho décadas con toda la sabiduría y la docencia en los genes, se tomó un taxi y se dirigió rauda a la oficina.
-Con el ingeniero Forcada, por favor, de parte de la “Vieja de mierda”.
-¿Perdón? Pregunta sonrojado el secretario.
-Sí, el ingeniero me llama de esa manera…
Al instante aparece lívido el Ingeniero. -¡No sé como pedirle disculpas!
-¿Disculpas?, por qué habría de pedirlas, en Democracia todas las opiniones son válidas, y especialmente la suya me tiene sin cuidado, mi objetivo es que repare la columna porque quiero anticiparme a un eventual accidente.
-De todas maneras estoy en deuda…
-Ingeniero… no sólo hizo uso de su libertad, sino que ni siquiera me lo dijo en la cara, prefirió decírmelo al oído…
De más está decir que al otro día la columna estuvo reparada.
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