Gracias a la ciencia y la gerontología, la esperanza de vida es cada vez mayor y esto nos lleva a reflexionar: ¿Cómo prepararnos para nuestro envejecimiento? ¿Cómo enfrentar la vejez de mis padres? ¿Cómo mejorar la calidad de vida? Muchos nuevos desafíos nos esperan y espero en este espacio poder ayudar a que todos tengamos un envejecimiento pleno y lleno de vida...
Tarde o temprano, llegará: ¡la batalla contra el tiempo, ya está perdida! Así que mejor preparémonos para disfrutar cada minuto...
Cariños,
Elia
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miércoles, 24 de junio de 2009

Liderando nuestro propio caos - Ken O´Donnell

Hoy asistí a una conferencia muy interesante en un salón del Senado de la Nación, invitada por un miembro de la Cámara de Senadores que se ha propuesto, nada menos, que sembrar en el recinto la semilla de una nueva manera de hacer política.

El profesor invitado Ken O´Donnell se explayó en conceptos novedosos y nos dio herramientas para liderar en el caos. En resumen, lo que él plantea se resume en las siguientes ideas:

Necesitamos líderes que inspiren a través de gestos que toquen el corazón de las personas, para conquistar su cooperación.Practicando la esencia del liderazgo que es “el cuidado de los demás” despertar en los otros lo mejor, y, una vez que ellos saben de sus riquezas y posibilidades puedan crecer y compartir el destino de todos. (Es el verdadero opuesto a conseguir seguidores).

Citó a Arnold Toynbee que investigó 21 civilizaciones desaparecidas y encontró que todas tenían algo en común al final de sus días: Concentración de poder y riquezas en unos pocos y la incapacidad de cambiar a tiempo. Todas comenzaron con grupos muy creativos, y comenzaron la decadencia al transformarse de creativos en dominantes.

Siempre existe la capacidad de reinventarse dependiendo de la fuerza del propósito.

Con tantos años que tenemos por delante será muy útil que aprendamos a usar nuevas herramientas que guíen nuestra decisión de construir, tanto dentro como fuera de nosotros, mirando hacia todo lo que tenemos en común y dejando de lado las diferencias para que éstas sean ejercidas con sabiduría.


Los nuevos tiempos requieren de nosotros que nos mezclemos entre todos para crear nuevas creencias más amplias y flexibles que involucren necesariamente al corazón.

lunes, 8 de junio de 2009

El paso del tiempo… ¿nos toca a todos?

Después de haber escrito acerca del envejecimiento de mi madre, de mi padre y de mi marido, no me quedó otro remedio que mirarme al espejo, y como dice el tango “había en mi frente tantos inviernos, que también ella tuvo piedad”.

El tiempo pasa para todos y aunque todavía no tengamos la lentitud de movimientos de un viejo, ese momento llegará. Sería bueno ir aprendiendo de ellos y conseguir la tolerancia necesaria hacia ellos ya que “hoy por ti y mañana por mí”. Al menos, no actuar con cierta crueldad nada más que para negar la angustia que me provoca el saber que un día estaré allí.
Le agradezco a María Inés, que hoy me envío el siguiente e-mail con sus impresiones:

Hoy veía en el banco como un hijo de nuestra edad llevaba a la mamá a cobrar su jubilación. Entró y la traía casi tironeando de la mano; ella caminaba despacio y no lograba seguirle el ritmo a él. Ella se sentó rapidito y el hijo hizo la cola.

Cuando estaban saliendo la traía de la mano a igual velocidad, la sentó en una silla frente a una mesita y le empezó a decir al oído y en voz muy alta:
“Mamá acá te pongo los $1400 que cobraste, después lo vemos en casa”.
Ella dijo: “ ¿cómo tan poco? "
Él: No mamá éste es el aguinaldo; el mes que viene cobrás $2.200. ¡Dale vamos!
Ella: me falta el estuche de los anteojos...
Él: ¡Mamá, tanto problema por un estuche! Seguro lo dejaste en casa. Ella insistía que seguramente lo dejo en el mostrador del Banco.
Él, bufando fue a buscarlos y al volver le dijo: ¡Ves mamá como sos!
Ella: Te dije que sabía dónde los había dejado.

La ayudó a levantarse porque se le patinaba el taco del zapato tratando de salir de esas sillas de escritorio con rueditas, así que él le tomó el brazo del codo y la levantó, le saco la cartera, la que guardó bajo su brazo y haciendo caras se fue con su mamá... Cuando pasó y me miró lo único que atiné a decirle fue: “¡Y lo peor es que los queremos siempre hasta el final!!!!” Jajaja.
Vos dirás que soy una exagerada, pero no es fácil envejecer, menos en la ciudad. Ese señor maduro tirando a viejo, mañana va a ser un viejo, al que alguien acompañará a cobrar su jubilación... si es que ésta aún existe.
María Inés.

[Foto joiseyshowaa]