Gracias a la ciencia y la gerontología, la esperanza de vida es cada vez mayor y esto nos lleva a reflexionar: ¿Cómo prepararnos para nuestro envejecimiento? ¿Cómo enfrentar la vejez de mis padres? ¿Cómo mejorar la calidad de vida? Muchos nuevos desafíos nos esperan y espero en este espacio poder ayudar a que todos tengamos un envejecimiento pleno y lleno de vida...
Tarde o temprano, llegará: ¡la batalla contra el tiempo, ya está perdida! Así que mejor preparémonos para disfrutar cada minuto...
Cariños,
Elia
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sábado, 30 de julio de 2011

Es la historia de un amor…

Film: Secreto en la Montaña
Nota de tapa en la Revista La Nación del 17/7, sin desperdicio para ayudarnos a seguir con la tarea de desarmar prejuicios. Las distintas parejas gays, que cuentan sus historias de amor nos pueden sorprender, o podemos no estar de acuerdo. Pero que ellos pudieron terminar con el secreto y mostrarse con libertad y amor, es incuestionable.


Ejercitemos la flexibilidad y la aceptación de todos aquellos que creíamos diferentes y por lo tanto enjuiciables. Ser diferente es sólo eso. Las diferencias nos abren la mente y nos transforman en mejores personas por ampliar nuestra comprensión.

miércoles, 20 de julio de 2011

Betibú, novela de Claudia Piñeiro

Novela policial ¡imperdible! por la autora de “Las viudas de los jueves”. Sigue en la línea de asesinatos en un Country, ¡más que atrapante!

La forma descarnada en que el personaje principal Nurit, una escritora de 50 años, describe como vive el paso del tiempo, es decir su “envejecimiento “, nos deja al desnudo, porque casi todas las mujeres sabemos de qué se trata.

Transcribo un párrafo que lo grafica bien.

…”Nurit no puede evitar esa absurda sensación: él debe estar igual. Lorenzo Rinaldi, sí. La debacle de los hombres no es a los cincuenta: o la vida ya los arruinó antes, o los arruina después. Ella, si no es lo que era, tiene que disimularlo. O compensarlo. O buscar la ropa adecuada que realce lo que tiene que realzar y esconda lo que tiene que esconder. Por ejemplo, perdió su cintura. No tiene panza, y eso lo agradece, pero perdió su cintura. La cola se cayó, no demasiado, pero lo suficiente como para que un jean haga dos o tres pliegues debajo de las nalgas.

Más se cayeron los muslos, se desparramaron hacia los costados y se arrugaron. La piel de las piernas se le empezó a poner transparente, y no transparente bebé sino transparente viejo. Además de una várice que odia y la acompaña desde hace mucho tiempo -se la quiso operar, pero cuando le describieron que tenían que tirar de ella con algo parecido a una aguja de crochet porque es una vena que recorre toda la pierna y se inserta en el tronco a través de la vagina, casi se desmaya y descartó en el mismo momento cualquier cirugía-, en las pantorrillas le salieron más arañitas. Pero para compensar casi no le salen más pelos, lo que es una de las pocas ventajas del envejecimiento…”

martes, 12 de julio de 2011

Medianoche en París, nuevo film de Woody Allen

Para mí Woody Allen, ¡siempre es bienvenido! En este film, que no es de mis preferidos, rescato específicamente la manera poética de mostrar una actitud que tenemos las personas, al menos en Occidente y en todas las épocas ha sido igual: que es la añoranza de alguna “Época de Oro” que siempre quedó atrás, en el tan mentado pasado.

¿Será posible que la nostalgia nos cueste tanto? Claro que Allen es famoso por su temor a la muerte; siempre prefiere el atrás por sobre lo que vendrá, porque la incluye. La verdad tendríamos que agradecerle que lo comparta con nosotros.

En cuanta película, entrevista o conferencia participe aparece su temor o su pánico y parece que el paso del tiempo en lugar de aumentarle la aceptación, lo que le aumenta es la angustia.

Creo que en la película se entrevé, que la salida de la añoranza está en tratar de llevar a la práctica nuestros sueños o proyectos. Terminemos con las asignaturas pendientes, ya sea porque las realizamos o porque no vamos a poder realizarlas, y por lo tanto tenemos que ¡¡¡ soltar!!!


Belle Epoque

La nostalgia puede ser encantadora si no nos detiene o estanca. Lo que nos puede dar una idea de cuán fijados al pasado estamos, es la opinión de la gente joven que nos rodea y es lo primero que reclaman ¡basta de creer que todo tiempo pasado fue mejor!

jueves, 7 de julio de 2011

"El cuaderno de Maya" de Isabel Allende

Acabo de leer este libro, el último de esta escritora excelente que nos ha dado Chile.

Es una novela atrapante y recomendable, especialmente porque la autora sabe de qué habla. Ha tenido personas muy cercanas con adicciones duras, y esa vivencia la transmite.

Ahondarnos en la vida de Maya nos permite aprender, saber, asomarnos al mundo de las peores adicciones y la influencia que pueden tener en la vida de cada uno, la familia, el amor, el abandono, los valores.

Al final de la lectura se puede comprender mejor y perdonar, porque no, los dramáticos y patéticos momentos que puede vivir un adicto.

Transcribo algunos párrafos a modo de acercarnos a esta adolescente de 19 años: Maya

…Pusimos a Daisy (perrita) en una caja y la enterramos en el jardín. Mi Nini (abuela) quiso conseguir otra perra lo más parecida posible a Daisy, pero mi Popo (abuelo) dijo que no se trataba de reemplazarla sino de vivir sin ella.

-No puedo, Popo, ¡la quería tanto!, sollocé inconsolable.

-Ese cariño esta en ti, Maya, no en Daisy. Puedes dárselo a otros animales y lo que te sobre me lo das a mí, me respondió ese abuelo sabio. Esa lección sobre el duelo y el amor me servirá ahora…

…Mi Popo insistió en morir en su casa… La muerte le pasa a otros, no a quienes más amamos y mucho menos a mi Popo, que era el centro de mi vida, la fuerza de gravedad que anclaba el mundo; sin él yo no tendría asidero, me arrastraría la menor brisa.

-¡Me juraste que nunca te ibas a morir, Popo!

-No, Maya, te dije que siempre estaría contigo, ¡y pienso cumplir mi promesa!…

…Quería entregarme sus vivencias y su sabiduría antes de irse. Nunca perdió su lucidez.

-¿Tienes miedo, Popo?-, le pregunté.

-No, pero tengo pena, Maya. Quisiera vivir veinte años más con ustedes, me contestó.

-¿Qué habrá al otro lado Popo? ¿Crees que hay vida después de la muerte?

-Es una posibilidad, pero no está probado. Es absurdo creer solo en lo que se puede probar…

…En el tiempo desgraciado en Las Vegas, mi Popo vino a verme una sola vez. Yo había conseguido una heroína tan barata, que debí haber sospechado que no era segura. Sabía de adictos que habían perecido envenenados por las porquerías con que a veces cortan la droga, pero estaba muy necesitada y no pude resistir. La esnifé en un asqueroso baño público. No tenía una jeringa para inyectármela; tal vez eso me salvó. Apenas inhalé sentí patadas de mula en las sienes, se me desbocó el corazón y en menos de un minuto me vi envuelta en un manto negro, sofocada, sin poder respirar. Me desplomé en el suelo, en los cuarenta centímetros entre el excusado y la pared, sobre papeles usados, en un vaho de amoniaco.

Comprendí que me estaba muriendo, y lejos de asustarme, me invadió un gran alivio. Flotaba en agua negra, cada vez más hondo, mas desprendida como en un sueño, contenta de caer suavemente hacia el fondo de ese abismo líquido y poner fin a la vergüenza, irme, irme del otro lado, escapar de la farsa que era mi vida, de mis mentiras y justificaciones, de ese ser indigno, deshonesto y cobarde que era yo misma, ese ser que culpaba a mi padre, a mi abuela y al resto del universo de su propia estupidez…

…Entonces, cuando ya estaba ida, escuché desde muy lejos gritos de Maya, Maya, ¡respira! ¡Respira! ¡Respira! Reconocí el vozarrón perentorio, era mi Popo.

-Eres tú, Popo. No hubo respuesta.