Gracias a la ciencia y la gerontología, la esperanza de vida es cada vez mayor y esto nos lleva a reflexionar: ¿Cómo prepararnos para nuestro envejecimiento? ¿Cómo enfrentar la vejez de mis padres? ¿Cómo mejorar la calidad de vida? Muchos nuevos desafíos nos esperan y espero en este espacio poder ayudar a que todos tengamos un envejecimiento pleno y lleno de vida...
Tarde o temprano, llegará: ¡la batalla contra el tiempo, ya está perdida! Así que mejor preparémonos para disfrutar cada minuto...
Cariños,
Elia
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lunes, 28 de marzo de 2011

Un despertar glorioso, con Harrison Ford

Otro film recomendable, con la dirección de Roger Michell, para seguir con la idea de buscar al viejo/a que quiero ser.

Esta vez, el modelo es de esos hombres que se resisten al paso del tiempo, malhumorados y engreídos, odiando todo lo nuevo por trivial e inconsistente, que no se puede comparar con la profundidad de su época.

En este caso el hombre, (Harrison Ford) se encuentra en el trabajo, con una joven que admira mucho su trayectoria laboral y quiere convencerlo de la importancia de transmitir todo lo que sabe, pero con un formato adaptado al tiempo presente.

La garra que le pone para entusiasmarlo, es realmente ¡admirable!

Si nosotros como viejos sometemos a los jóvenes a semejante esfuerzo, es posible que muchas de las propuestas que podríamos haber recibido, hayan quedado en el camino.

¡Sería una lástima!

Ya mismo empiezo a practicar la actitud de recibir las sugerencias o nuevas ideas frescas y actuales sin juzgarlas. Y viendo cómo incorporar las experiencias de mi vida para poder acompañarlas.

martes, 22 de marzo de 2011

Sierra de los Padres

¿Confusión o estamos grandes?

Por suerte para mí, participé de un nuevo encuentro con amigos de la “gloriosa promoción 65”. Nada menos que 45 años de vida compartidos. Éramos 10.

El dueño de casa para simplificarnos el menú, pidió empanadas.

Llegamos a las 19,30 hs., cosa que hizo suponer que comeríamos temprano, pero simplemente fue una impresión errada en la que caímos varios.

Dado que las papitas y maníes no alcanzaban para diluir los brebajes alcohólicos, que sí estaban desde temprano, a las 21 hs. un osado se animó a preguntar por las empanadas.

-Ya llegan- contestó. A las 21,30 suena el timbre y al unísono, irrumpimos en un nuevo brindis, porque llegaron.

Hasta ahí había sido una reunión muy relajada bajo las estrellas, en la galería. El anfitrión deja las bolsas sobre la mesa y señala donde están las fuentes.

Como siempre las chicas atentas a todo, una observa que la bolsa tiene el logotipo de una heladería famosa, de manera que casi brindamos otra vez, por sorprendernos con el postre. Es casi Universal esto de esperar que los hombres nos sorprendan siempre.

–Dónde está el freezer, grita-

-¿para qué?

-Para el helado, hace mucho calor…

¿Qué helado, quién lo trajo?

-Vos lo trajiste…

¿¿¿¿¿Yo?????

Los hechos sucedieron así:

a) Al pagar el Delivery, le llamó la atención que fuera menos de lo que le habían dicho al hacer el pedido, pero pensó que le habían hecho un descuento por ser cliente y le dio una buena propina.

b) Cuando nos dimos cuenta de la confusión, no encontrábamos el teléfono de la heladería, y de tanto reír no se nos ocurrió quedarnos con los 3 kilos de helado.

c) Logramos comunicarnos con la heladería y aliviar al empleado que insistía que lo había entregado en esa dirección, y no le creían, porque era raro que alguien se quedara con tantos kilos sin pedirlos.

d) Ya eran casi las 22 hs. y las empanadas sin llegar.

e) Tiramos la moneda para ver quién bajaba a devolver la bolsita, porque sentimos vergüenza.
¿Vergüenza de qué? De que se dieran cuenta que ya estamos grandes. Porque si bien estamos grandes pero ¡Divinos! Cada vez nos cuesta más hacer algo sin errores.

miércoles, 16 de marzo de 2011

Un feriado particular, dirigida por Gianni di Gregorio

Acabo de ver esta película muy recomendable, para ir pensando en construir “la vieja” que quiero ser.

Allí sucede casi exactamente lo opuesto a lo que encuentro en general en la gente mayor.

En países latinos lo habitual es que los hijos se hagan cargo del cuidado de los padres en el último tramo de la vida. Y los padres habitualmente se resisten a la mayoría de las sugerencias.

Ni pensar, como en este caso, tener que trasladarse a la casa de una mujer que es cuidada por su hijo, a pasar un fin de semana, porque las cuidadoras se toman el feriado.

Comenzando por la dueña de casa, que en general se opone a recibir a gente ajena, siguiendo por las que llegan a la casa, que suelen rechazar todas las posibilidades de instalarse porque la cama no es… ni el colchón es… ni la privacidad es… ni, ni, ni…

Son los hijos los encargados de imponer todo tipo de restricciones conductuales, incluyendo dietas y horarios de dormir.

Y hete aquí que después de todo tipo de resistencia, estas “viejas mujeres” descubren que disfrutan mucho de estar juntas, de desoír las indicaciones que dejaron los hijos y básicamente ¡se divierten!

Si ese fuera el resultado de agruparse varias que viven solas, sería una bendición para todos, se resolverían muchos problemas, incluyendo menores costos, y es bien sabido que la alegría y el humor predisponen de otra manera para sobrellevar las dificultades que se van instalando con el paso del tiempo.

Gianni de Gregori,
Director, Productor
y Actor protagonista
Es posible que haya sido una visión del director, pero, ¡Ojalá que se difunda!

sábado, 12 de marzo de 2011

Mayores al volante

Me resultó muy interesante este artículo que salió en el Diario “El Mundo” de España, pues referido a la posibilidad de seguir manejando extendiendo lo más posible los límites, lo encuentro esperanzador para muchos. Los adelantos científicos juegan a favor de esto. Aún así, sigo reivindicando el sentido común. Una cosa es alguien, como aquí mencionan, que necesita viajar todos los días algunos kilómetros, y que quizás no dispone en el lugar de otro tipo de transporte, y otra muy diferente es vivir en zonas urbanas, como en Buenos Aires o Madrid, con un tránsito enloquecedor, con taxis o remises para donde uno mire a precios razonables y se siga insistiendo con la idea de que “si me sacan el auto me muero”.

Es cierto que en general son los hijos los que insisten en el tema, de ahí la expresión “me sacan”, por eso es bueno tener en cuenta que los hábitos nos quitan libertad, porque nos sentimos vulnerables si tenemos que interrumpirlos por cualquier razón.

Dejar de manejar, por saber que tenemos disminuciones físicas, claramente nuestros reflejos no serán los mismos. La posibilidad de tener un accidente está a cualquier edad, pero quizás sea la sabiduría de las muchas décadas la que nos guíe para dejar de hacer cosas de riesgo, solamente por no darnos cuenta, o no querer aceptar que ¡estamos grandes!

A los hombres que durante años han estado homologando, auto con virilidad, con caballos de fuerza, con velocidad de respuesta… les digo que siendo un hombre íntegro, que no deja afuera ninguna circunstancia, ni siquiera la del paso del tiempo, también tiene su encanto.

martes, 8 de marzo de 2011

Día de la mujer

Llorar de risa
Se saben ya las bondades del reír como estimulantes del sistema hormonal. De hecho, he coordinado varios “Talleres de la Risa” donde se aprende y /o practica reír, incluso provocar los distintos tipos de risa con resultados muy positivos.

Y hoy siendo el “día de la mujer”, sexo con el que me siento honrada, pero consciente de que todavía hay muchas mujeres en el mundo que sólo tienen motivos para llorar, les envío este pequeño regalo, de videos con bebés riendo que resultan tan contagiosos que si nos dejamos llevar, podremos, al menos por hoy, cambiar el sentido de las lágrimas.

¡¡¡Lloremos de risa!!!

miércoles, 2 de marzo de 2011

Tan joven y tan viejo

En la nota que está al pie, de Sergio Sinay, alude a la frase de Rabindranath Tagore “Tan joven y tan viejo, como el más joven y viejo de la aldea”. Y al final dice… Quienes afrontan la existencia sin intentar trampear al tiempo…, no se limitan a un único tiempo de su vida. Están hechos de todas sus edades…



Pintura de Bernardo Strozzi
La vieja coqueta
Y recordé un pequeño diálogo que tuve con una amiga de 92 años, que casi no sale de la casa, cuando le pregunté si se arreglaba todos los días, me dijo: -Desde ya, y lo hago como lo hacen las de 80-, refiriéndose a usar accesorios como bijouterie, pañuelos, etc. Paralelamente un chico de la familia, en un momento le dijo:

-Yo sé que vos sos vieja.
- ¿Y cómo te diste cuenta?
- Porque te miré las manos.

Yo, que para ella todavía soy la nena, para los adolescentes una vieja y para los del medio una sexagenaria... Me gustó leer que estamos hechos de todas las edades, tan joven y tan vieja…

Lea la nota completa del diario La Nación: Vivir para algo, vivir para alguien