Gracias a la ciencia y la gerontología, la esperanza de vida es cada vez mayor y esto nos lleva a reflexionar: ¿Cómo prepararnos para nuestro envejecimiento? ¿Cómo enfrentar la vejez de mis padres? ¿Cómo mejorar la calidad de vida? Muchos nuevos desafíos nos esperan y espero en este espacio poder ayudar a que todos tengamos un envejecimiento pleno y lleno de vida...
Tarde o temprano, llegará: ¡la batalla contra el tiempo, ya está perdida! Así que mejor preparémonos para disfrutar cada minuto...
Cariños,
Elia
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jueves, 30 de octubre de 2008

Vivir feliz hasta los 100

Esta vez vaya mi agradecimiento a Asociación Argentina de Medicina Integrativa (AAMI) quién me ha invitado a participar del evento en el cual 15 panelistas de distintas especialidades (porque son integrativos en serio), se reunieron para reflexionar acerca de la prevención y asistencia para vivir feliz hasta los 100.

Siguen siendo favoritos: la dieta sana, el ejercicio, las relaciones intergeneracionales y con los pares, estimular la creatividad para sortear todo tipo de obstáculos que se vayan presentando y apareció otra con toda la fuerza que es aprender a vivir con incertidumbre (sobre como aprender a vivir con el cambio, recomiendo leer el articulo y video "Quien se ha llevado mi queso?" en el blog Liderazgo Autentico de mi hija, Ingrid Toppelberg). Si bien se destacó que a los argentinos no nos hace 2978982146_5681c51e84_m falta ese aprendizaje, yo creo que sí, porque si bien de tormentas sabemos, es cierto que seguimos añorando la seguridad que en algún momento de nuestra vida solíamos tener. Pensar que "todo tiempo pasado fue mejor" es un sinsentido porque precisamente el "pasado pasó".

También se habló de lo importante de recuperar viejos hábitos que fueron positivos en lo cuál yo disentí, porque los hábitos del pasado pueden alejarnos de la flexibilidad necesaria para vivir los tiempos que vivimos y nos dificultan la aceptación del momento presente.

Que bueno es que seamos maestros de nosotros mismos dejándonos sorprender por el día a día.

Y por último mientras recorremos el largo camino hasta los cien años que no falte en cada acto de nuestra vida una pincelada de humor.

(Foto de Edward Dullard)

jueves, 23 de octubre de 2008

Alertan sobre los efectos en la salud del "lenguaje para viejos"

El siguiente articulo fue publicado en el Diario Clarin por Gabriel Giubellino

(...)
Se está empezando a estudiar qué impacto tiene el "lenguaje para viejos" en su salud. No sería bueno, según una observación realizada por la Escuela de Enfermería de la Universidad de Kansas. Se estudió la relación entre personas con demencia leve o moderada y el personal de un geriátrico. Si los trataban como idiotas o como bebés, notó, la cooperación de los viejos era menor. Otra investigación, de la Universidad de Yale, indica que quienes piensan que el viejo es débil, olvidadizo o tembloroso, actúan peor en los tests de memoria y equilibrio.
Quien viene hablando de esto desde 1970 es Leopoldo Salvarezza, psicogerontólogo, ex profesor de la UBA. Tradujo a Robert Butler, inventor del término ageism. Dice Salvarezza: "Es el conjunto de prejuicios que existen dentro del cuerpo social, lo que se atribuye por el simple hecho de cumplir años". Los hay negativos -todos los viejos son enfermos, depresivos, asexuados, pesados, maniáticos, etc.- y positivos también -son sabios, bondadosos, confiables-.
En el caso del lenguaje, sigue Salvarezza, "aparece bajo una máscara de cariño; en el mejor de los casos, cuando alguien le dice 'abuelo' a quien no es su abuelo, hay una usurpación de títulos".
A los especialistas el tema no los toma por sorpresa. Miguel Angel Acánfora, médico gerontólogo, entiende que no hay en la academia una formación que compense esta conducta. "Está en nuestra idiosincracia decir 'la colita, el bracito, la rodillita del abuelito'. Es como decir que el adulto mayor tiene una incapacidad; todo es más chiquito, todo le funciona menos. Y no es así".
La doctora Sara Iajnuk, médica integrante de la Sociedad Argentina de Gerontología y Geriatría, dice que este "lenguaje que lastima" es usado "más que nada por el personal de salud" y que esto tiene un porqué, a su entender. "Si uno le pregunta a un médico, a alguien que hace rehabilitación, qué imagen tiene de la vejez, se imaginará a un cojo, a alguien en una silla de ruedas". Y, por otro lado, observa un paternalismo poco profesional: "Algunos abrazan al paciente, será que no tienen resuelto los problemas con sus padres... Hay un error en usar el lenguaje de acercamiento; el 'viejismo' significa rechazo, temor, desagrado, negación, un paso antes de la gerontofobia".
Iajnuk va más allá de los médicos en su observación. "Hay clubes de viejos que se llaman 'Eterna juventud'. Cómo le van a poner así, si todos sabemos que la juventud caduca, como las flores. Si nos seguimos formando, si tenemos una identidad, una vida propia, para qué compararnos con otros. Es un error".
Un trabajo que presentó Nélida Redondo, investigadora en Sociología del Envejecimiento, aborda este asunto. En una encuesta hecha en 2006 a 304 residentes en 101 geriátricos, realizado por la Universidad Isalud, patrocinada por la OPS y financiada por el BID, el 97% dijo que el personal lo trataba con respeto y cariño. "No hay conciencia de que puede haber subestimación", dice Redondo.
'Entonces? 'Es tan grave decirle abuelo a un adulto mayor, a un viejo? En la Argentina, el PAMI tiene un programa, "Abuelos Cuenta Cuentos", y hasta la ministra de Salud, Graciela Ocaña, usa la palabra "abuelos". Estela Altalef, médica especialista de la gerencia de Promoción Social y Comunitaria de PAMI, dice: "En el programa Abuelos Narradores, la denominación surgió de los mismos adultos mayores, que se sienten en condiciones de transmitirle a las otras generaciones toda la experiencia que da la 'abuelidad'. Ahora, en otro contexto puede ser peyorativo o molesto. Hay cierta hipocresía en la discusión sobre cómo llamarlos; importa cómo son tratados".
Los especialistas señalan que este lenguaje oculta una asimetría. El viejo no va a decirle a su médico "querido", pero sí puede recibir esa muestra de... cariño. "La culpa es nuestra, de los viejos", dice Iajnuk. "Con los años, aprendí algo: la marginación se resuelve solamente desde el actor involucrado. No fueron los hombres los que les dieron a las mujeres su posición actual".

lunes, 20 de octubre de 2008

Mi agradecimiento al Consorcio de Médicos Católicos

El sábado me levanté a las 6,30hs, cosa que es muy excepcional, para ir nada menos que a un Seminario que trataría de "El equipo de salud en el momento de la muerte". Lo organizaba el Consorcio de Médicos Católicos, y aunque yo soy agnóstica, el temario me pareció atractivo, y además vivimos momentos tan acelerados y necesitados de nuestro compromiso y responsabilidad que no hay tiempo para la disputa, especialmente si el objetivo final es común a todos.

Moraleja: lo único que me ocurrió allí es que no paré de enriquecerme.

nurse En primer lugar me sorprendió la formalidad de la organización. Soy profesional desde hace treinta y cinco años, he andado por muchos congresos, simposios y talleres. Es el primero y único que puntualmente cumplió con la programación. La inscripción fue a la hora anunciada, el comienzo fue puntual y lo que es más sorprendente los ocho panelistas cumplieron exactamente con el tiempo de sus exposiciones. Ni siquiera hubo que decirles, que se había terminado su tiempo… ¡Se auto-regulaban! Preguntaban si todavía disponían de tiempo antes de haberlo acabado.

Hago toda esta disquisición, porque simplemente esto habla del respeto hacia el otro en la práctica concreta, no en las declamaciones. Reitero en treinta cinco años, nunca me pasó.

Lo segundo que me impresionó, es el grado de sensibilidad de los oradores y participantes, quiero decir, nunca en reuniones científicas vi a tantos profesionales emocionarse hasta las lágrimas, al dar diferentes testimonios de experiencias vividas con pacientes, mientras trabajan para encontrar parámetros comunes, y mejorar la asistencia al enfermo terminal.

Y por último, una mención especial a la ponencia de Alejandra, Jefa de Enfermeras de un conocido hospital que no sólo nos sorprendió con su profesionalidad y su sensibilidad, sino que los distintos oradores destacaron especialmente el rol imprescindible de la enfermera en el alivio y ayuda del buen morir de pacientes terminales

Vaya entonces mi agradecimiento a todos ellos por todas las buenas ideas con las que me fuí y al amor con que las transmitieron.

jueves, 16 de octubre de 2008

Las abuelas son las de ahora

El siguiente articulo fue publicado por Noemí Ciollaro en el Diario Pagina 12 el 15/4/07.

El universo de la “abuelitud” (rima con juventud), o de la “abuelidad” (a muchas no les gusta, porque rima con ancianidad) es vasto y ancho como la vida. Aunque no todos así lo creen, empezando por los diccionarios que en ningún caso omiten la acepción “persona anciana”, cuando de abuela/o se trata, precedida generalmente por “cada uno de los progenitores del padre o de la madre”.

Algo más sofisticada, la Real Academia Española, en su versión 2001, añade: “En la lotería de cartones, Nº 90” (!!!); y más maravilloso aún, “cada uno de los mechoncitos que tienen las mujeres en la nuca, y que quedan sueltos cuando se atiranta el cabello hacia arriba”. Vale preguntarse cómo se llaman los mechoncitos sueltos de los hombres que usan cola de caballo, algunos de ellos, obsérvese, con los escasos pelos que les quedan en la nuca.

abuela Tanta estrechez y dislate para intentar definir qué es una abuela, o una nonna, o una bobe, o grossmutter (alemán); grande-mère (francés); grandmother (inglés); obaasan (japonés); paya (quechua); babcia (polaco); jarýi (guaraní); apachi (aymara), y bueno... podríamos continuar, pero no somos políglotas, es a puro diccionario nomás.

“Ah, de haber sabido me hubiera hecho llamar obaasan o paya”, comentó a Las12 Helena Sastin (54), divorciada, juvenil, alta y delgada, socióloga, con una nieta de tres años.

“Debo confesar que, en principio, la palabrita ‘abuela’ me cayó pesada. Fue cuando mi hijo y mi nuera me anunciaron ‘vas a ser abuela’, mientras entraban a mi casa blandiendo el resultado del análisis de embarazo como una pancarta. Yo no tenía idea, no hablaban de tener hijos, por el trabajo, el disfrute de la pareja, llevaban dos años casados. Realmente no sé qué cara habré puesto, porque por dentro sentí una especie de shock y a la vez me dio alegría. Es la palabra, ¿no?, que te digan así, ‘abuela’.”

Para María Adela Jasnis (58), bióloga dedicada a la investigación en el Instituto Roffo, dos hijos, divorciada, con pareja estable, convertirse en abuela de Lucas era algo muy deseado, su nieto le dice “Abu” y tiene dos años.

“Cuando me llamaron al celular para decirme que iba a ser abuela estaba en el laboratorio, y pegué un grito tan grande que vinieron corriendo a ver qué me había pasado. Era algo muy deseado para mí ser abuela, no le preguntaba a mi hijo ni a mi nuera, me parecía que era una cosa de la intimidad de ellos, pero tenía que morderme la lengua. Hacía años que no tenía una alegría tan grande como la de ese día. Me sentí abuela enseguida.”

A María Adela le gustaría tener también una nieta mujer, aunque cree que el hecho de ser madre de dos varones le facilita la relación con los hijos varones de sus amigas y con su propio nieto.

“Una nieta me encantaría, esto de poder disfrutar la abuelitud estando bien físicamente, en una edad en que una todavía una puede tirarse al piso, levantar peso, llevarlo a la plaza. No quisiera ser de esas abuelas sentadas en un sillón o que andan con bastón; ésta es una edad linda, disfrutás de los nietos y ellos te disfrutan. Yo creía que iba a trabajar más de abuela, aunque ejerzo mi profesión y hago otras actividades, pero me gustaría sentirme más necesaria, me encanta cuando me lo dejan a dormir porque es un tiempo de los dos solos en mi casa, no en la suya. Lo importante es la continuidad en el vínculo. Además es distinto ser abuela de parte del papá que de parte de la mamá, yo misma lo viví siendo mamá, cuando una necesita algo llama a su propia madre, a mí me pasaba.”

Mabel Burin, psicoanalista, especialista en estudios de género y salud mental, afirma, “parafraseando a Simone de Beauvoir, una no nace abuela, se hace. Para poder hacerse abuela creo que hay algo que corresponde a la historia individual de cada mujer, a cómo ha construido su historia a lo largo de la vida, y también hay algo que tiene que ver con el colectivo de mujeres, las representaciones sociales y subjetivas acerca de quiénes somos siendo mujeres abuelas. Lo que tiene de especial –tanto en mi propia experiencia como por lo que estudio con otras mujeres abuelas– es que con la abuelidad aparece algo nuevo, distinto en la vida, podríamos caracterizarlo como una alteridad, como alguien radicalmente diferente de una misma, sea hijo de la hija o hijo del hijo, varón o nena, una ya no tiene tanto la ilusión, como con los propios hijos de que eran una extensión de una misma, lo que en el campo del estudio de la subjetividad desde la perspectiva psicoanalítica llamamos como un aspecto narcisista de una misma. Los nietos tienen algo de una misma y del propio hijo o hija, pero algo de otro que es alteridad, y una suele encontrar las marcas del otro en el propio nieto, los nietos revelan la marca del otro, por eso portan en sí esa alteridad que a veces es radicalmente diferente, y a veces es bastante diferente, pero siempre traen algo distinto. Como abuelas, el trabajo subjetivo es poder amar a alguien que tiene eso de diferente, no porque la única manera de amar sea el amor narcisista, pero sí porque desafía a nuestra subjetividad ver cuánto podemos amar a alguien que no sólo es diferente sino que está criado por otro diferente a nosotras”.

Leer el articulo completo.

lunes, 13 de octubre de 2008

Balsamo a los años

Con respecto a la salud de la piel mientras que los años pasan, hay que recordar el sabio dicho:

Aceptar las cosas que no se pueden cambiar, tener el coraje de cambiar las que si pueden. Y tener muy claro cuál es la diferencia.

Esta es la parte más dura.

Cuando una crema de $100 promete borrar las arrugas muy rápidamente, y algunas ofrecen protección diaria, la verdad se hace esquiva.

Los dermatólogos dicen que hay métodos simples y baratos para prevenir el envejecimiento prematuro, y es ocuparse de las arrugas y la disminución del colágeno.

He aquí algunos consejos..

1762267705_e398761746 Limpiar, tratar y prevenir diariamente. Lave su cara con un jabón especial, y colóquese un protector solar y cuide colocar una crema durante la noche que le prescriban con Retin- A. El observar los resultados lleva meses, porque no se puede revertir treinta años, con una crema durante la noche. Pero algo hace.

Los tópicos de ácido glicòlico, también contribuyen a mejorar el espesor de la piel. Use lo que use, hay que tener especial cuidado con los rayos del sol.

El stress puede facilitar la sensibilidad a los rayos ultravioletas, y si padece stress crónico podría ser más susceptible a contraer cáncer.

Muchos estudios hablan acerca de lo bueno de los antioxidantes que actúan sobre los radicales libres, y es recomendable la vitamina C y E .

Finalmente no desatender los lunares y manchas, que si bien los hay inocuos, muchos de ellos derivan en melanomas severos.

Trate de tomar la costumbre de usar sombrero, le ahorrará situaciones molestas.

(Foto de elishebampt)

lunes, 6 de octubre de 2008

Mudanza (4ta parte): hacer lugar para nuevas oportunidades

Me encontré con una amiga que se alarmó al verme tan cansada.

-Me estoy mudando y me está costando mucho- sinteticé

-Yo por eso no me mudo, hace cuarenta años que vivo aquí, y aquí moriré. Estoy demasiado cansada como para pensar en mover todo esto- dijo

-Pero le dejás el paquete a los que quedan- reflexioné

-No va a ser un problema para ellos, somos una familia bastante desapegada-

-Ser desapegado ayuda pero no resuelve. En tu lugar me atrevería a empezar- le aconsejé

Mientras regresaba no podía parar de pensar en su comentario. Es cierto que el traslado de los objetos es agotador, pero... ¿el de los afectos?.

No será que estamos llenos como nuestros cajones y estantes de situaciones que ya pasaron, que nos hicieron felices, que nos hicieron sufrir, pero lo cierto es que si no intentamos integrarlas en el devenir del tiempo, estaremos en problemas.

Si mi amiga comenzara a sintetizar, es posible que se liberaran las viejas energías y que hubiera espacio para las nuevas. Casa nueva, barrio nuevo, nuevas relaciones...

Después de los 60s ya es tiempo de recorrer pequeños senderos que pasamos por alto.

Será más lentamente, pero no menos atractivo.