Gracias a la ciencia y la gerontología, la esperanza de vida es cada vez mayor y esto nos lleva a reflexionar: ¿Cómo prepararnos para nuestro envejecimiento? ¿Cómo enfrentar la vejez de mis padres? ¿Cómo mejorar la calidad de vida? Muchos nuevos desafíos nos esperan y espero en este espacio poder ayudar a que todos tengamos un envejecimiento pleno y lleno de vida...
Tarde o temprano, llegará: ¡la batalla contra el tiempo, ya está perdida! Así que mejor preparémonos para disfrutar cada minuto...
Cariños,
Elia
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domingo, 16 de agosto de 2009

Ser longevo, un modelo que hay que construir

Fenómeno

Cada vez más mujeres y hombres llegan a la Cuarta Edad. Una realidad que las generaciones anteriores no vivieron. Sin antepasados a los que imitar hay que animarse para disfrutar a pleno estos años que la ciencia y la calidad de vida agregó.

“Debemos apostar a formar una cultura del envejecimiento, a partir de la cual la gente comprenda la nueva extensión de las vidas individuales”.

“Hoy vemos parejas de adultos medios que se enfrentan a la necesidad de decidir entre colaborar con la manutención de los padres y la educación de los hijos -dice la psicóloga Elia Toppelberg- Los cálculos de hace algunas décadas cuando se moría un poco después de haberse jubilado han cambiado sustancialmente. Hoy podemos andar más de treinta años jubilados por la vida”.

Es que en estas últimas décadas se está dando lo que se conoce como “el envejecimiento del envejecimiento”, esto es el aumento de la población mayor a 80 años.

Una sociedad envejece cuando aumenta la proporción de personas de 60 años y más, y rejuvenece cuando se incrementa la proporción de jóvenes de 0 a 14 años, procesos que pueden darse alternativa o simultáneamente”, explica a La Cita la licenciada en Gerontología María Ines Gamble.

Según el INDEC (2004), la Argentina tiene 16 adultos mayores de 80 años por cada 100 personas de 50-64 años. Hay 20 mujeres mayores de 80 años cada 100 adultos de edad media y sólo 11 varones.

Con este escenario bien real, Ricardo Iacub, doctor en psicología y especialista en vejez, cree que “debemos desde las universidades preparar menos pediatras y más geriatras, así como apostar por los estudios en gerontología”.

En la misma sintonía piensa que hay que “formar una cultura del envejecimiento, a partir de la cual la gente comprenda la nueva extensión de las vidas individuales y podamos vivir acorde con nuevos proyectos que se vayan reformulando a lo largo de la vida”.

La denominada cuarta edad o los “viejos viejos” son aquellos que tienen mayores vulnerabilidades físicas, esto es que “los achaques” de la edad son más evidentes; tienen familias más extendidas, en general son bisabuelos; deben contar muchas veces con mayores ayudas y es el grupo que se encuentra en mayor expansión.

“Es importante notar que así como fuimos aumentando las propuestas para los mayores en general, debemos amplificar las propuestas de actividades para gente que quizás tenga más dificultades”, señala el psicólogo.

Independientemente de cómo la sociedad se acomoda a esta nueva situación, está el tema de cómo el adulto mayor se para frente a esta nueva realidad, que significa que probablemente viva mucho más que sus antepasados.

“Como no esperábamos vivir tanto, no hicimos las prevenciones necesarias, y aquí estamos, tratando de ver si esta longevidad nueva es una bendición o una pesadilla”, explica Toppelberg.

Por eso, para la especialista ante este “boom de la longevidad” -un fenómeno del que piensa que la sociedad se está ocupando poco y sin el ritmo necesario -“se impone la responsabilidad de hacernos cargo de nuestra propia vida”.

“El único requerimiento para mejor la calidad de vida de los años que se nos han otorgado gracias a los adelantos de la ciencia es descartar de plano la aseveración tan común: “¿A mi edad?”

Y continúa: “Es cierto que a nuestros abuelos no se les hubiera pasado por la cabeza que era tiempo de comenzar a jugar cartas, bailar tangos, fabricar velas, colaborar con una ONG o navegar por Internet, pero el mundo cambió”. Las oportunidades están al alcance de la mano con sólo soltar algunos prejuicios -piensa la psicóloga-. “Sólo hay que decidirse.

La calidad de vida de esta nueva Cuarta Edad, depende de cada uno”.La psicóloga cuenta que hasta hace poco la única referencia que tenía de alguien mayor de 100 años era Alicia Moreau de Justo que murió a los 103. “Pero en los dos últimos años conocí a varios centenarios. A la presentación de mi último libro fue una escritora de 102 y asistí a una conferencia ´Envejecer con alegría´ cuya disertante tenía 104”.

Es evidente que esta tendencia va en crecimiento. Por eso lo importante “es ser capaces de vivir sin depender anímicamente de otros pero de la mano de muchos con muchos años. Cuánta más gente tengamos entre nuestros contactos habituales, nos irá mucho mejor física, mental y espiritualmente”, opina la especialista, autora del libro “Estoy envejeciendo, qué hago”.

“Es un período fascinante pero tenemos muy pocos modelos, así que el modelo lo construiremos nosotros”, sintetizó.

Fuente: Diario "la Cita" del banco Supervielle

1 comentario:

manue dijo...

Muy bien el articulo sobre la longevidad añadiremos que "el pensamiento positivo" hace bien a la salud de eso doy este testimonio. mi padre cumplira 100 años el 10 de abril del 2010 en al ciudad del cusco-peru. no tiene colesterol, diabetes,ni prostata. Pero posse una lucidez maravillosa. ojla pdamos festejar como se debe este acontecimiento. se llama Daniel Cuba Villafuerte es tan fuerte como un "roble"