
Un nuevo año comienza y me parece una excelente idea para que cada uno reflexione acerca de a qué le llamo felicidad y que quiero sentir para ser feliz.

La Felicidad no es una fórmula matemática, pero si sabemos separar lo esencial de lo importante, identificamos las cosas que nos dan y nos quitan felicidad y ponemos en el numerador las cosas que nos dan felicidad y sustraemos del denominador las que nos la quitan, obtendremos un resultado positivo.
La clave es la "felicitina", que es una combinación de adrenalina, endorfina, y el llamado triángulo amoroso, la dopamina, las feromonas y la testosterona en el hombre o progesterona en la mujer, pero antes de que salgas corriendo a buscarla a la farmacia ya te anticipo que no se vende, que su factoría está dentro de nosotros.
La adrenalina o epinefrina es una hormona natural que generamos en situaciones que no controlamos, que aparentemente son peligrosas, y que nos permite hacer cosas que en frío pensaríamos que no somos capaces de conseguir; una vez realizadas nos pone en un estado de euforia o "felicidad instantánea" que es sobre todo una felicidad física.
La endorfina es también una hormona natural, una "morfina interior" que contribuye al bienestar de la persona amortiguando los efectos negativos de sensaciones como miedo, ira, depresión, e incluso el dolor físico. Produce un estado de felicidad sicológica.
La dopamina es una sustancia química natural que activa las estructuras cerebrales responsables del control de la actividad física.

Una vez preparado el cuerpo y enviado el mensaje, serán la testosterona y la progesterona las hormonas encargadas de "cumplir", y de llevarnos a un estado de felicidad sexual, que es una combinación de felicidad fisiológica y emocional.
Si sabemos combinar adecuadamente estos 3 grupos de elementos, habremos encontrado la "felicitina" o Fórmula de la Felicidad; el problema es que cada persona requiere de una formulación específica y sólo ella puede encontrar los elementos productores y, sobre todo, la dosis adecuada.
Algunas frases siempre presentes en el proceso de separar lo esencial de lo importante.

También escribió "Si quieres comprender la palabra felicidad, tienes que entenderla como recompensa y no como fin".
"La felicidad es un estado interior, y por ello no depende de lo que tienes sino de lo que eres".
Eduardo Punset escribe que, una vez superado el nivel de subsistencia, las posesiones materiales no sólo no dan la felicidad sino que pueden ser un obstáculo para conseguirla.
El problema es que mucha gente basa la búsqueda de la felicidad en los bienes materiales, dejando muchas cosas espirituales en el camino, y cuando alcanzan el bienestar económico descubren con horror que no son felices, lo que enlaza con otra frase:
"Si el dinero da la felicidad, ¿por qué las consultas de psiquiatras están llenas de ricos?".
Joubert escribió "El dinero es un estiércol estupendo como abono, lo malo es que muchos lo toman por la cosecha".
Alguien que sabe mucho de eso, Albert Einstein, escribió "Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad".
"Vive como piensas o acabarás pensando como vives" es una de las cosas más difíciles que existe, pero la recompensa es igualmente grande, y cuando me encuentro amigos de infancia o adolescencia, y veo que muchos han tirado sus sueños por la borda, me entristezco profundamente.
A ellos les dedico esta frase: "Hay que tener sueños grandes, para no perderlos de vista, pero no tan grandes que nos pesen demasiado".
"La felicidad no es hacer lo que uno quiere sino querer lo que uno hace", escribió Jean-Paul Sartre, una frase que es muy parecida a la de "sé feliz con lo que tienes mientras buscas lo que quieres", y esa es uno de los secretos de la felicidad, ver la botella medio llena cuando los demás la ven medio vacía.
Pearl S. Buck, la escritora norteamericana autora de libros maravillosos como Viento del Este, Viento del Oeste, escribió que "Muchas personas se pierden las pequeñas alegrías de la vida mientras esperan la gran felicidad", y es una gran verdad, aunque un canalla como Groucho Marx le da la vuelta al tema con la genial frase "Hijo mío, la felicidad está hecha de pequeñas cosas: Un pequeño yate, una pequeña mansión, una pequeña fortuna...".
Voltaire escribió "Buscamos la felicidad, pero sin saber dónde, como los borrachos buscan su casa, sabiendo que tienen una".

Todo esto no serviría de nada sin la emoción y la pasión, que son el lazo, la guinda o el broche de oro de todo lo que hacemos, porque "sin emoción y pasión no hay proyecto que valga".
Espero que estas perlas si no te ayudan a encontrar la felicidad, te hayan entretenido, cuando menos.
1 comentario:
Quiero feclicitarte por este blog tan interesante y alegre. Me gusta ver gente asi. Muaaaa
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