Mientras tanto los mayores de cincuenta estamos tratando de que no se nos vean las arrugas, ni los kilos de más, ni las entradas en la sienes y desde ya evitando que se nos pida el documento de identidad en público con la aspiración de vivir muchas décadas más sin que se nos note.La medicina nos otorgará esa longevidad soñada, pero nunca será ni con paz interior ni con sabiduría, si seguimos sin tomar la responsabilidad que tenemos de ser modelos para nuestros jóvenes.
Y allí está nuestro Maradona, al que a pesar de que hicimos todo lo posible por transformarlo en un héroe, sigue tomando el peor modelo de sus mayores: el de los gobernantes, violentos, llenos de rencor y vengativos. De pronto vemos a nuestros ídolos transformarse en anti-ídolos.
Parte del desenfreno, descontrol y falta de rumbo de nuestros jóvenes es por la carencia que nosotros padecemos de no haber encontrado y ni siquiera buscado, en la mayoría de los casos, el sentido de nuestras vidas. ¿Qué les dejamos a nuestros hijos, en términos de haber mejorado lo que recibimos de nuestros mayores?
Mientras no tomemos conciencia de nuestras faltas, de nada servirá juzgar la conducta de los chicos y ni siquiera llorarlos nos traerá paz.
[Foto Camilo Devis]
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