Viajé a Porto Alegre, invitada a disertar en la VIII Jornada del Adulto Maduro “Espejito, espejito ¿Cuán viejo soy?” organizada por Clam.
Con un enfoque multidiciplinario, que resultó dinámico y enriquecedor.
Comenzamos viendo un video del cuento de Blancanieves y el momento dramático en el que el espejo le responde a la reina que ya no es la más linda, porque hay en la comarca una joven mucho más hermosa.
La verdad es que nos parece que el momento actual nos quiere jóvenes eternos, pero lo cierto es que los Adultos Maduros llevamos en el corazón de niños esa consigna. Donde haya alguien joven será más linda.
Por lo tanto, tendremos que lidiar con nuestra propia Blancanieves interior y adaptarnos a los nuevos paradigmas que hoy la medicina nos otorga, porque tenemos montones de años por vivir, que no son jóvenes justamente.
También muy gráfico resultó un breve video que presentó Ana Sodano (Argentina), donde están un padre mayor con su hijo sentados en un parque, y al ver un pájaro pregunta –¿Eso qué es?- Un gorrión, le responde, y en los próximos cinco minutos la pregunta fue repetida reiteradamente, hasta que el hijo pierde la paciencia. Luego el padre entra a buscar un viejo diario íntimo y lee. Hoy fui al parque con mi hijito y un gorrión lo sorprendió tanto que me preguntó ¡21 veces! ¿Qué era eso? Me agradó responderle cada vez, amorosamente mientras lo acariciaba.
Tenemos que estar atentos a nuestra reacción, porque desarrollamos paciencia ante las repeticiones de los niños y solemos interpretar a nuestros mayores con sus repeticiones como algo desagradable hacia nosotros y no como una señal del envejecimiento.
Pues bien, siguieron las ponencias con datos interesantes de distinto tipo, pero en realidad el trabajo práctico sucedió realmente, cuando en uno de los días libres fuimos al Shopping.
Adultas casi inmaduras
Viendo que llovía torrencialmente, nuestra anfitriona nos invitó a ir de paseo no sólo a un Shopping, sino a dos, tal vez fue esa la razón de que nos pasaran tantas situaciones juntas que confirmaban nuestra identidad de “Adultas Mayores”.
Coincidentemente éramos tres mujeres que acabábamos de inaugurar los 61 años. A poco de llegar, ya enfrentamos el primer problema. No lográbamos entender el precio de las cosas, simplemente porque la cuenta para pasar los reales a dólar se complicaba, y ni qué hablar a nuestros pesos.
Una de ellas se lamentó de no haber llevado calculadora, pero con alegría me dice: Vos tenés una en tu celular… Yo quedé un poco muda, porque desde ya ignoro las funciones del TE, para mí es solo eso, “teléfono”, pero para no contradecirla me puse a buscar.
Fue una experiencia alucinante, porque después de unos minutos que me llevó llegar a esa llamada herramienta, me fue imposible hacer la división, pero por suerte entre las tres, lo logramos, aunque al ser tan complicado, decidí hacerlo mentalmente que ya a esa altura lo había aprendido. Así estuvimos en condiciones de lanzarnos a comprar.
Fue una lástima que no hayamos previsto lo difícil que resulta “entrar” en los modelos bonitos sin dejar al descubierto nuestros kilos de más. De manera que cuando encontramos alguno que no denunciaba tanto, en realidad no nos gustaban porque nos veíamos demasiado “Adulto Mayor”, por lo tanto nos íbamos enseguida a otros modelos, los cuales caíamos irremediablemente en ropa para nuestras hijas y no lográbamos decidir qué “Look” era el adecuado.
Con las empleadas no pudimos contar, porque una de ellas cuando pedimos talles más grandes, con una sonrisa nos dijo, _es Ud., la que va a tener que perder algunos kilos si le gusta la prenda.
Por suerte los sesenta vienen con cierta dosis de sabiduría, de manera que nos reímos y seguimos mirando hasta que cada una pudo encontrar algo que no era ¡Guau! Pero aproximado.
Al dirigirnos a la línea de cajas donde había una larga cola, nos dicen que pasemos por la que es especial para mayores, que era más corta. Si bien era una atención, un poco “nos bajó”, pero no fue lo único. Cuando le toca el turno a Cristina, la empleada por error le dice que ella ya pagó. -Te digo que no-. Pero si le acabo de cobrar (nos mira y como dice otra señal del paso del tiempo uno es más honesta, y confiada), porque cuando tuvo que digitar la clave de la tarjeta, se da cuenta que no tiene los anteojos y le dice no veo los números, por favor digitala vos. Y la empleada amablemente le dice—No se preocupe Sra., a Ud. todavía se la ve lúcida. Nuevamente tentadas de risa, nos fuimos a almorzar.
“¿Perdón, las señoras son mayores de 60?”preguntó el mozo, y si bien a nosotras nos hubiera gustado parecer de 50, ya rendidas, preguntamos riendo “¿Por qué?” “Porque tienen el 20% de descuento” ¡Al fin una buena! Y la verdad es que ya habíamos hecho uso de las desinhibiciones que traen los años, probándonos prendas sin pasar por el probador, aunque nos llamaron varias veces la atención porque no está permitido.
Pues bien, por unanimidad decidimos irnos, ya eran demasiadas confirmaciones de que inevitablemente éramos las Adultas Maduras de las que habíamos teorizado el día anterior. Nos hubiera gustado que alguien nos dijera…61 pero que bien llevados; nadie lo hizo. La única que abrió la boca fue Cristina para decir. ¡Menos mal que hacen autos para la tercera edad! Porque desde ya ninguna se acordaba dónde lo habíamos dejado, menos mal que con solo apretar un botón el auto se hizo presente prendiendo y apagando sus luces traseras...
[Foto] Modest and Jill
El Boom de la Longevidad significa 20 ó 30 años más de vida para todos nosotros. En este Blog hablo del envejecimiento propio, de nuestra pareja y de nuestros padres. De los baby boomers, gerontología, Alzheimer, cuidadores y mucho más. Elia Toppelberg
Gracias a la ciencia y la gerontología, la esperanza de vida es cada vez mayor y esto nos lleva a reflexionar: ¿Cómo prepararnos para nuestro envejecimiento? ¿Cómo enfrentar la vejez de mis padres? ¿Cómo mejorar la calidad de vida? Muchos nuevos desafíos nos esperan y espero en este espacio poder ayudar a que todos tengamos un envejecimiento pleno y lleno de vida...
Tarde o temprano, llegará: ¡la batalla contra el tiempo, ya está perdida! Así que mejor preparémonos para disfrutar cada minuto...
Cariños,
Elia
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