Gracias a la ciencia y la gerontología, la esperanza de vida es cada vez mayor y esto nos lleva a reflexionar: ¿Cómo prepararnos para nuestro envejecimiento? ¿Cómo enfrentar la vejez de mis padres? ¿Cómo mejorar la calidad de vida? Muchos nuevos desafíos nos esperan y espero en este espacio poder ayudar a que todos tengamos un envejecimiento pleno y lleno de vida...
Tarde o temprano, llegará: ¡la batalla contra el tiempo, ya está perdida! Así que mejor preparémonos para disfrutar cada minuto...
Cariños,
Elia
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lunes, 22 de septiembre de 2008

Mudanza (2da parte) con fractura incluida!

Esta mudanza es muy especial para mí, porque lo que estoy mudando en realidad es el estilo de vida. De un departamento en plena ciudad, pasé a una casa en las afueras.

Como no lo hicimos simultáneamente, resolví ir desocupando de a poco, diariamente iba para el centro y entre otras actividades liberaba un sector del departamento.

Al segundo día de tomar esta decisión, mientras me dirigía en bicicleta desde mi nueva casa cual Caperucita Roja con su canastita llevando en ella mi boleta para el pago de impuestos, la boleta se voló, intenté evitarlo y en una mala maniobra, allí quedó mi dedo meñique enganchado en el freno y el resto de mí cayendo para el otro lado.

Resultado: cinco semanas con yeso en la mano derecha.

¿Negación? ¿Casualidad? ¿Sincronicidad? Lo cierto es que si bien ejercité mucho la mano izquierda, la derecha enyesada me permitía hacer algunos esfuerzos extras.

Cuando me lo sacaron, comencé a sentir el dolor que parecía que se había acumulado porque salió a montones distribuido a lo largo y ancho de mi pobre mano.

No sólo esto, sino que decidí hacer una nueva consulta por si había quedado algo fuera de lugar, tuve que soportar la siguiente respuesta inmisericorde del traumatólogo:

-A esta edad, siempre las recuperaciones son más lentas-

Pues bien, estaremos en problemas si somos de los que decimos, “¡tengo sesenta pero me siento de treinta!”

Bienvenida la sensación, pero la realidad es que llegó el tiempo de estar más atentos para evitar los pequeños accidentes, porque las secuelas vienen para quedarse.

¡Con todo lo que falta!

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