
Sólo falta que tomemos el coraje y luego las decisiones para sentar ante escribano, la manera en que queremos ser tratados si por accidente o enfermedad invalidante perdemos la capacidad de decidir por nosotros mismos y quedamos tipo planta o, como me respondió una paciente cuando le pregunté por su padre: “Mi padre es un potus”.

Nota: Diario La Nación
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