¡¡¡Kitty tiene 95 años!!!
¡No dejemos nunca de bailar! Porque estimula la flexibilidad del cuerpo y del espìritu.
Movernos al son de los acordes despierta nuestra alegrìa y convoca a percibir la conexiòn con nuestras raìces.
¡¡¡¡Que siga el baile!!!!
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