[Artículo publicado en IBL News]
En una de las sociedades que más rápido envejece del mundo, los ancianos japoneses se preocupan por un asunto de vida o muerte: Encontrar un hogar para después de la muerte en unas islas faltas de espacio. Para algunos, la alta tecnología es la solución.
La mayor parte de los muertos en Japón se incineran de acuerdo a la tradición budista, y las urnas con sus cenizas se entierran en cementerios tradicionales con una lápida de piedra.
Pero cuando el terreno para una tumba en Tokio cuesta al menos dos o tres millones de yenes (entre 12.000 y 18.000 euros), muchos están eligiendo como lugar de descanso un panteón de alta tecnología y varios pisos que cuesta un tercio de esa cantidad.
Para Shinya Shumada, de 79 años, presentar sus respetos en la época de la fiesta japonesa de Bon, cuando se cree que los espíritus de los antepasados regresan al hogar, significa una visita a un moderno panteón, en lugar de a un cementerio tradicional.
"Al principio estaba un poco incómodo con una tumba de alta tecnología. Pero ahora he llegado a verlo como algo positivo", admitió.
En un sobrio edificio de tres plantas situado junto a un templo budista, Shimada utiliza una tarjeta de identidad para conectar con las lápidas y urnas que llevan las cenizas de sus ancestros.
Una máquina similar a una estantería y situada tras un altar las transporta, mientras suena música y se muestran imágenes de los fallecidos en un monitor de televisión.
"Mirando sus fotografías, en realidad hablo mucho más con mis padres y mi hermana fallecidos", dijo Shimada. "A diferencia de la lápida habitual, esto me hace sentir nostálgico".
En el budismo japonés, la gente suele visitar las tumbas familiares dos veces al año: en primavera y a mediados de verano. Vierten agua purificadora sobre la lápida, colocan flores y queman incienso mientras rezan por los fallecidos. Presentar sus respetos a los antepasados es considerado un deber filial.
El monje cuyo templo posee el sofisticado panteón, Houkou Shimizu, dijo que le llevó un tiempo hacerse a la idea, pero que el espacio limitado le animó a instalar la máquina, fabricada por Toyota Industries.
"Pensé que estaba bien poner al día la costumbre de visitar la tumba familiar con avances tecnológicos", afirmó.
El envejecimiento de la sociedad supone que se celebran más funerales en todo Japón. Y el nacimiento de menos niños supone que las tumbas en las zonas alejadas de las ciudades están cada vez más desatendidas.
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