El sábado me levanté a las 6,30hs, cosa que es muy excepcional, para ir nada menos que a un Seminario que trataría de "El equipo de salud en el momento de la muerte". Lo organizaba el Consorcio de Médicos Católicos, y aunque yo soy agnóstica, el temario me pareció atractivo, y además vivimos momentos tan acelerados y necesitados de nuestro compromiso y responsabilidad que no hay tiempo para la disputa, especialmente si el objetivo final es común a todos.
Moraleja: lo único que me ocurrió allí es que no paré de enriquecerme.
En primer lugar me sorprendió la formalidad de la organización. Soy profesional desde hace treinta y cinco años, he andado por muchos congresos, simposios y talleres. Es el primero y único que puntualmente cumplió con la programación. La inscripción fue a la hora anunciada, el comienzo fue puntual y lo que es más sorprendente los ocho panelistas cumplieron exactamente con el tiempo de sus exposiciones. Ni siquiera hubo que decirles, que se había terminado su tiempo… ¡Se auto-regulaban! Preguntaban si todavía disponían de tiempo antes de haberlo acabado.
Hago toda esta disquisición, porque simplemente esto habla del respeto hacia el otro en la práctica concreta, no en las declamaciones. Reitero en treinta cinco años, nunca me pasó.
Lo segundo que me impresionó, es el grado de sensibilidad de los oradores y participantes, quiero decir, nunca en reuniones científicas vi a tantos profesionales emocionarse hasta las lágrimas, al dar diferentes testimonios de experiencias vividas con pacientes, mientras trabajan para encontrar parámetros comunes, y mejorar la asistencia al enfermo terminal.
Y por último, una mención especial a la ponencia de Alejandra, Jefa de Enfermeras de un conocido hospital que no sólo nos sorprendió con su profesionalidad y su sensibilidad, sino que los distintos oradores destacaron especialmente el rol imprescindible de la enfermera en el alivio y ayuda del buen morir de pacientes terminales
Vaya entonces mi agradecimiento a todos ellos por todas las buenas ideas con las que me fuí y al amor con que las transmitieron.
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