Me encontré con una amiga que se alarmó al verme tan cansada.
-Me estoy mudando y me está costando mucho- sinteticé
-Yo por eso no me mudo, hace cuarenta años que vivo aquí, y aquí moriré. Estoy demasiado cansada como para pensar en mover todo esto- dijo
-Pero le dejás el paquete a los que quedan- reflexioné
-No va a ser un problema para ellos, somos una familia bastante desapegada-
-Ser desapegado ayuda pero no resuelve. En tu lugar me atrevería a empezar- le aconsejé
Mientras regresaba no podía parar de pensar en su comentario. Es cierto que el traslado de los objetos es agotador, pero... ¿el de los afectos?.
No será que estamos llenos como nuestros cajones y estantes de situaciones que ya pasaron, que nos hicieron felices, que nos hicieron sufrir, pero lo cierto es que si no intentamos integrarlas en el devenir del tiempo, estaremos en problemas.
Si mi amiga comenzara a sintetizar, es posible que se liberaran las viejas energías y que hubiera espacio para las nuevas. Casa nueva, barrio nuevo, nuevas relaciones...
Después de los 60s ya es tiempo de recorrer pequeños senderos que pasamos por alto.
Será más lentamente, pero no menos atractivo.
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