Cantante latinoamericano maravilloso, protagonista inseparable de mi vida y de tantos otros contemporáneos a mí.
Escucharlo es revivir muchísimos momentos de nuestra vida sentimental. Nos acompañó cuando estuvimos enamorados, correspondidos o no.
Su voz y mi existencia están tan involucradas que no puedo sentir dolor por su desaparición física. O acaso ese Sandro sufriente, deteriorado, respirando artificialmente con un corazón y pulmones prestados de un joven que ya había sufrido lo suficiente y se decidió por el suicidio ¿es el que llevo en mi corazón? No, definitivamente no.
Y es bueno que comencemos a enfrentar la partida de los que han sido tan significativos para miles de personas con la convicción, que allí están, en el corazón de todos y que nunca dejarán ese lugar, pues aunque sea yo una de tantos quien lo lleva, con mi desaparición sólo quedará esa pequeña ausencia que se sigue reproduciendo en miles y miles más.
Sandro, te agradezco tu luz, tu voz, tu sensibilidad, tu erotismo; lamento que hayas elegido agregar tanto sufrimiento a tu final. No hacía falta.
[Foto Rosas Blancas] Max_Max
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