Gracias a la ciencia y la gerontología, la esperanza de vida es cada vez mayor y esto nos lleva a reflexionar: ¿Cómo prepararnos para nuestro envejecimiento? ¿Cómo enfrentar la vejez de mis padres? ¿Cómo mejorar la calidad de vida? Muchos nuevos desafíos nos esperan y espero en este espacio poder ayudar a que todos tengamos un envejecimiento pleno y lleno de vida...
Tarde o temprano, llegará: ¡la batalla contra el tiempo, ya está perdida! Así que mejor preparémonos para disfrutar cada minuto...
Cariños,
Elia
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jueves, 11 de marzo de 2010

LeDor VaDor es un Hogar geriátrico, a mi entender, de la más alta vanguardia, y fui invitada a disertar acerca de cómo aceptar las limitaciones que el paso del tiempo nos van deparando, sin quedar en el camino.

El público fue, en su mayoría, familiares de personas internadas allí. Mi planteo frente al “boom de la longevidad” (la población del mundo envejeció más en los últimos cincuenta años que en los dos mil años anteriores) es que si no cambiamos las viejas creencias que teníamos hasta no hace mucho acerca del cuidado de nuestros mayores, incluyendo la resistencia a la internación, no solo enfermaremos física y emocionalmente, tratando de dar respuesta a las viejas preguntas sino que en poco tiempo estaremos en el mismo lugar con nuestros viejos queridos.

Las viejas creencias (de ninguna manera aceptaré que me internen) traen viejas culpas a los familiares a cargo del cuidado, y muchos y viejos reclamos a quien sea, con tal de no tomar conciencia “que nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos”, como escribió Neruda.

Es lo que hay, y hoy el mundo cambió. Los hijos emigran, no como los inmigrantes que armaron esta Argentina de una vez y para siempre, sino es muy común moverse por diferentes destinos, nuestras casas no tienen el tamaño de lo que fueron las de algunos de nuestros abuelos, las mujeres trabajan junto a los hombres cada vez más, las grandes urbes se transformaron casi en intransitables, de manera que frente a lo que surgió en el encuentro:

>1) Mi madre no acepta la internación; dice que quiere seguir viviendo como hasta ahora, es decir, con tres cuidadoras para cubrir los turnos debido a su discapacidad, con lo que esto significa no solo conseguirlas, sino mantenerlas y no solo eso, sino pagarles. Se requiere una verdadera administración y dedicación permanente, que lo hice por muchos años, pero que ya no puedo hacerlo.
>2) Mi padre al enviudar quedó tan desolado que ante la imposibilidad de vivir solo lo trasladamos a nuestra casa, pequeña, con niños, con la convivencia dificultada por distintas razones. Él decidió internarse en una Institución, cosa que no solo en principio no se le daba crédito, sino que la mayoría de los familiares estuvieron en total desacuerdo. Ahora él está deteriorándose muy rápidamente y yo no sé qué hacer. Cuando puede hablar me pide que no vaya tan seguido y que me dedique a los niños.
>3) Mi madre está aquí, de pronto nos encontramos con un deterioro intenso, estamos muy preocupados, esperando la opinión de los médicos.
>4) Mi marido se conecta diariamente a Internet en el Hogar, para estar en contacto con todos sus seres queridos.

La mayoría de nosotros, pasamos o vamos a pasar por situaciones similares, de manera que necesitamos reflexionar imperiosamente acerca del sentido de cada uno de nuestros actos frente al envejecimiento, en la convicción de que dado quela culpa y los reclamos no resuelven ni alivian el sufrimiento, podamos sobrellevar amorosamente las dificultades, para poder legar a nuestros hijos actitudes diferentes, acordes con los tiempos.

Depende de cada uno de nosotros que la longevidad sea una bendición y no una pesadilla.

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