Vale la pena esta nota que salió en La Nación el 13 de agosto, porque si bien no todas las historias tienen tan feliz final, vale la pena intentarlo.
Muchas personas desean internamente conocer gente y eventualmente formar una pareja, pero ponen toda la energía en que no se note; sobre todo después de los 50 hay algo de prejuicio si ese deseo se pone en evidencia.
Internet colabora mucho para lograr el objetivo porque es amable, sencillo, con distancia, nos quita vergüenzas, torpezas iniciales, en fin... Se requiere la decisión de vencer limitaciones y seguir aprendiendo de nuestra propia experiencia. No hay casi nada que perder y por ahí ¡llega el final feliz!
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