En el transcurso de 2 días murieron, una a los 36 años la otra a los 100. Dos mujeres del espectáculo. La primera en una clínica tratando de re-vivirla infructuosamente, la otra en su hogar, rodeada de afectos después de haber superado un cáncer de mama y sobrevivido por cinco años a uno de pulmón.
Las telenovelas de las que fue protagonista Romina dieron vuelta al mundo, lo mismo que Gloria con su personaje en la película del Titanic, con el que ganó un Oscar a la mejor actriz de reparto.
Ambas están y estarán en el corazón de miles de espectadores, pero es momento de reflexionar acerca de cuándo la muerte puede ser una pesadilla o una bendición.
Hay grados de intensidad en el dolor que provocan, que dado el Boom de la longevidad y tanto logro de la medicina, deberíamos poder agradecer el vivir con buena calidad de vida muchas décadas, y dejar el dolor y el desconsuelo para cuando la muerte sorprende de esta manera.
Gracias a las dos, si con su desaparición nos permiten tomar conciencia, para disminuir de alguna manera el sufrimiento.
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