¿De qué la operan? No sabía nada.

Pensé que a esta mujer la había asustado la palabra operación y se ofreció a acompañarla.
No hace falta que vayas, le digo. No sólo no es una operación sino que es un estudio donde lo realmente desagradable es la preparación, casi no tiene riesgos.
No, es que ella me pidió que lo haga, porque no quiere estar sola en la sala de espera.
Conozco a María y sé que esa respuesta no es ignorancia acerca de que el estudio requiera acompañar al acompañante, ni que tenga dificultades de andar sola por la vida.
Claramente el miedo metió la cola y le transformó un estudio en operación y el temor al diagnóstico en una tragedia, para lo cual sólo se puede sostener si encuentra un cómplice para el miedo.
Moraleja: Hagamos de este mundo un lugar más vivible.
Cuando sentimos miedo, lo primero que hay que hacer es reconocerlo para desarmarlo.

Cuando el miedo llega, tomemos el coraje de pensar qué haríamos si algo de esto le ocurre a un ser querido, pues de lo contrario sólo nos quedará la posibilidad de la depresión, la parálisis o las enfermedades que podamos generar.
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