Gracias a la ciencia y la gerontología, la esperanza de vida es cada vez mayor y esto nos lleva a reflexionar: ¿Cómo prepararnos para nuestro envejecimiento? ¿Cómo enfrentar la vejez de mis padres? ¿Cómo mejorar la calidad de vida? Muchos nuevos desafíos nos esperan y espero en este espacio poder ayudar a que todos tengamos un envejecimiento pleno y lleno de vida...
Tarde o temprano, llegará: ¡la batalla contra el tiempo, ya está perdida! Así que mejor preparémonos para disfrutar cada minuto...
Cariños,
Elia
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domingo, 21 de noviembre de 2010

Camboya - Templos y minas personales


"Paloma de la Paz" de Pablo Picasso
 Con el tema de la Paz soy monotemática, “la tenemos que construir entre todos”.

Que la bendición de la longevidad nos impulse a trabajar por ella. Comenzando por la Paz interior y luego irradiándola allí donde estemos.

Visité la ciudad de Siem Reap en Camboya (qué significa Siem: antiguo nombre del reino de Tailandia-vencida). Si bien esto de ser vencedores no les duró mucho, el nombre ya estaba puesto. Y llega hasta hoy aludiendo a un estado guerrero que ni siquiera es cierto.

Aquí en el año 1859 fueron encontrados accidentalmente una serie de templos budistas que habían permanecido por más de 700 años bajo la frondosa jungla que creció sobre ellos (ver videos aquí abajo).

Formaban parte del reino de Camboya, donde los reyes se consideraban Dioses, por lo que construyeron una especie de templo-residencia. Hoy resultó ser el complejo religioso más grande del mundo. El principal: Angkor Wat, que es el símbolo de la bandera cambodiana.

Paradójicamente entre tanto templo, el siglo XX estuvo plagado de guerras civiles y externas, tan crueles como devastadoras. Llegando hasta Pol Pot, un genocida que por los años 70, mandó matar a uno de cada cuatro cambodianos. Se lo ha considerado más cruel que Mao, Stalin o Hitler.

Como consecuencia de esta barbarie, hoy tienen una economía de subsistencia, en la calle se ven todo tipo de personas sin piernas o sin brazos, víctimas de las minas personales, por nombrar algunas de las miserias.

No tienen sistema de salud, y un altísimo porcentaje de enfermos de Sida, lo mismo que la prostitución infantil es las más alta del Sudeste asiático.

Las guerras sólo dejan miseria, resentimiento y horror para las nuevas generaciones y lo mismo da formar parte de los vencederos o de los vencidos.

Si vamos a vivir bastantes más años de los que esperábamos, no los desperdiciemos; hagamos todo los posible para “que la Paz prevalezca en la tierra”. Los niños del mundo estarán agradecidos.


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