Gracias a la ciencia y la gerontología, la esperanza de vida es cada vez mayor y esto nos lleva a reflexionar: ¿Cómo prepararnos para nuestro envejecimiento? ¿Cómo enfrentar la vejez de mis padres? ¿Cómo mejorar la calidad de vida? Muchos nuevos desafíos nos esperan y espero en este espacio poder ayudar a que todos tengamos un envejecimiento pleno y lleno de vida...
Tarde o temprano, llegará: ¡la batalla contra el tiempo, ya está perdida! Así que mejor preparémonos para disfrutar cada minuto...
Cariños,
Elia
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miércoles, 22 de diciembre de 2010

Fin de Año, Desterrar el Rencor

Saber perdonar y pedir perdón es una experiencia liberadora, que equilibra la salud física y emocional.

Este es el encabezamiento de una nota de Eduardo Chaktoura en la Revista La Nación del 12 de diciembre que recomiendo mucho.

Pero ya la introducción, nos conduce a una comprensión diferente.

Definitivamente los conceptos de los que habla se refieren al Siglo XXI.

Los que ya anduvimos muchas décadas, siempre le dimos al perdón una connotación religiosa, y de no ser así, siempre involucraba cuestiones de heridas profundas, y mucho, pero mucho orgullo.

“Él me lo hizo y yo no pienso rebajarme”, “ella me dañó y es ella la que tiene que venir al pie”, estos sentimientos eran moneda corriente.

Y así pasamos los años llenos de distintos tipos de odios, que sea cual sea nos van oxidando por dentro. Luego llegaba la muerte de alguno de los involucrados, y así partía con su odio intacto, porque el otro no vino o porque no se iba a rebajar.

En la nota dice el Dr. Camacho que perdonar es un trabajo tan personal e individual que a veces no es necesario que quien haya provocado el daño pida perdón.

El crecimiento personal nos beneficia a todos.

Dejemos de tirar piedras y compartamos la experiencia del perdón.

Nuestros niños no deberían heredar conflictos familiares porque “los grandes” no están dispuestos a evolucionar, cambiar y en definitiva: crecer.

Por Eduardo Chaktoura

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