¿Imagina a un elefante anfitrión haciendo todo eso?
Enseguida llegó la hora del baño, al pie de una pequeña caída de agua. Resultaba conmovedor ver a esos animales de más de una tonelada, tirados en el agua, jugando con movimientos delicados, mientras que el Mahout le lavaba las orejas.
Impecables para comenzar el show, en una especie de ruedo luego de saludar en dos patas, desfilaron tocando la flauta. Le siguió partido de football, básquet, con goles y algún que otro tiro fuera de la cancha, tiro al blanco, etc.

Era el turno de los elefantes egresados de la Escuela de Pintura; así como lo están leyendo.
¡Pintan cada uno con un estilo diferente, uno paisaje, otro ramo de flores, otro más abstracto, y hasta la silueta de un elefante! Lo único que hace el entrenador es hablarle y ponerle en la trompa los pinceles ya cargados. Ver eso fue algo transformador. Hay un antes y un después en mí.
De allí partimos para una aldea cercana donde viven “las mujeres jirafas” que son de origen birmano, pero se trasladaron allí porque viven con mejores condiciones.
Cuesta ver en el siglo XXI a las nenitas jugando con la cabeza casi inmóvil con lo que nosotros llamamos cuello ortopédico, pero de bronce y definitivo.
Seguí mi paseo esta vez por el Reino de los Tigres, después de lo que vi en el campamento de elefantes, pensé que no serían tigres en jaulitas lo que íbamos a ver; imaginé un paseo en autos blindados por la selva.
En realidad preferí pensar que quedaría petrificada, antes que salir corriendo y alterar a la bestia. La incertidumbre duró poco, con algunas instrucciones, como no tocar la cabeza, aproximarnos por detrás y no de frente y especialmente relajarnos. Ahí estuve, tocándole la panza y la piel maravillosa mientras me sacaban la foto y un video que podrá ver al final de esta nota.
Porque pensé que es una esperanza para nosotros los humanos. Porque si fuimos capaces de entender la sensibilidad artística de los elefantes y enseñarles a los tigres que no tienen que morder, ni arañar, ni jugar con la gente como lo hacen entre ellos, y, de paso porque las adolescentes y niñas de las Karen no quieren seguir esclavizadas al cuello metálico para defenderse de algo casi inexistente, quiere decir que hay viejas creencias que nos llevaban a ser crueles y violentos que están desapareciendo.
Bienvenidos los muchos años que tenemos en la actualidad para ver que un mundo mejor es posible y verlo plasmado, lo que por ahora son indicios.
2 comentarios:
Me parece espectacular que hayan podido vivir estas experiencias, ¡increíble! ¡Y Elia acariciando a un lindo gatito! GENIAL. Un abrazo, Hilda
increible! que hermosura! gracias para compartir un momento tan especial.
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