Como tantos otros, ellos se niegan por el momento y dicen. “Más adelante; por ahora nos arreglamos”.

Cuando me lo contaba, la verdad es que me causó gracia, y se lo hice saber, a esa altura hacer estantes para guardar. Cuando a mi entender lo único pertinente es practicar el desapego y no aferrarse a nada.
Desprendernos de objetos nos deja más livianos, y nos da una libertad que vale la pena vivenciar.
Para mi sorpresa Bernardo me dijo que yo tenía que ser más tolerante con los que piensan diferente, porque mi propuesta es algo a lo que la mayoría no está acostumbrado y que a él todavía no le llegó el momento.
“¡Intolerante!” Me quedé pensando, porque no es la primera vez que me lo dicen, quizás por esta vieja convicción que tengo de que cada uno tiene que ser modelo para los más jóvenes. Así es como espero, equivocadamente, que los de más de ochenta nos enseñen cómo van cerrando los capítulos de su vida, sin dejarnos esa tarea a los que seguimos.
Cuando se vivía muchos menos años casi no había tiempo de ocuparse del destino de nuestras pertenencias, pero con la longevidad nos sobra tiempo y creo que es responsabilidad de cada uno hacerlo.
Cuando lo comenté con una tía, que vive hace 45 años en la misma casa de dos plantas, varios cuartos y demás estantecitos, me dijo que su único hijo la tranquilizó diciéndole. “No te preocupes mamá, cuando ya no estés, le doy la llave a alguien con un camión y que vacíe la casa. Yo no quiero nada”.
En otras épocas diríamos ¡Qué desaprensivo! Pero hoy viendo a nuestros mayores vivir hasta los noventa y más sin ocuparse del tema, hasta se me ocurre que sería buen negocio para un emprendedor vender el servicio de “¡desocupación de casas de difuntos!”
Ahora, me pregunto ¿quiero yo que los objetos que me acompañan desde hace 45 años sean distribuidos por el señor que maneja el camión? La verdad que de pensarlo me dio un nudo en el estómago, y me comprometo a practicar desapego desde ahora, porque, dicho sea de paso, el momento no llega como por arte de magia. Depende de nuestra decisión y de comenzar a practicarlo, aún cuando al comienzo tengamos que violentarnos.
[Foto de Corle1]
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