Muchas parejas tienen una agradable convivencia de varias décadas, pero no se preparan para las dificultades físicas y psicológicas que suelen acompañar el paso del tiempo, hasta la eventual muerte de uno de ellos. Si ese fuera su caso les recomiendo comenzar sin dilación a preparse para lo que vendrá.
Esta semana me consultó a través de mi página web una mujer de cuarenta años, porque su madre de setenta en una caída se fracturó la cadera y le está costando mucho la recuperación tanto física como psicológica, especialmente porque el marido es el que se deprimió, bajó más de diez kilos en poco tiempo, dejó de atender el negocio que atendían juntos, y encuentra que “la vida sin ella no tiene sentido”. No soporta verla discapacitada ni siquiera temporalmente. Está deprimido y la medicación psiquiátrica en principio no ha dado resultados.
Moraleja: La hija tiene que asistir a ambos y contratar cuidadores. Mientras que la esposa tiene que disimular los dolores, la angustia y su estado de minúsvalida, para no agravar el estado del marido.
¡Amigos de la pareja justifican la actitud porque alegan que se quieren mucho!
¡No!, esto es simplemente incapacidad de autoabastecerse y es en estas crisis donde queda al descubierto.
Así que…¡Manos a la obra! ¡Honremos una buena convivencia, sabiendo que un día terminará!
[Foto de Emile]
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