Gracias a la ciencia y la gerontología, la esperanza de vida es cada vez mayor y esto nos lleva a reflexionar: ¿Cómo prepararnos para nuestro envejecimiento? ¿Cómo enfrentar la vejez de mis padres? ¿Cómo mejorar la calidad de vida? Muchos nuevos desafíos nos esperan y espero en este espacio poder ayudar a que todos tengamos un envejecimiento pleno y lleno de vida...
Tarde o temprano, llegará: ¡la batalla contra el tiempo, ya está perdida! Así que mejor preparémonos para disfrutar cada minuto...
Cariños,
Elia
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jueves, 3 de julio de 2008

"La verdadera enfermedad es creer que no hay salida", entrevista al psicólogo holandés Arnaud Maitland

Artículo publicado en el diario La Nación el 22/3/08 y escrito por Tesy De Biase.

A partir de una experiencia familiar dolorosa –el Alzheimer de su madre que lo obligó a transitar un laberinto de imposibilidades–, el arnaud maitland psicólogo holandés Arnaud Maitland reconstruyó su biografía desde un nuevo anclaje: el budismo tibetano. Las enseñanzas del lama Tarthang Tulku, del Tibetan Nyingma Institute de Berkeley (Estados Unidos), en donde estudió filosofía y psicología, lo impulsaron a cambiar su mirada existencial.
El resultado es el libro Vivir sin arrepentimiento (Editorial Norma), que se acaba de presentar en Buenos Aires, en donde sintetiza una propuesta de sanación interior, cuyos ejes son valorar la vida sin quedar atrapado en las heridas del pasado, “abrir las compuertas de los recursos interiores” y construir un itinerario cotidiano en armonía con uno mismo y con el mundo que nos rodea.
–Uno de los ejes de su pensamiento es el entrenamiento del cuerpo y de la mente para alcanzar el equilibrio interior, mediante la respiración, que funciona como una bisagra integradora.
–Es importante que comprendamos que, además de ser una estructura ósea que aloja a los sistemas nervioso, circulatorio y respiratorio, el cuerpo es un sistema energético que se encuentra íntimamente relacionado con la energía sutil de la respiración. Cada célula, cada sentido, cada aspecto de la conciencia forman parte de él. Cuando respiramos, la energía se distribuye a través de todo el cuerpo, circula por una arquitectura interior muy sofisticada, con miles de finos canales.
Si la energía de la respiración circula en forma pareja hacia la cabeza y hacia el corazón, nuestro cuerpo, nuestros sentidos y nuestra mente se integran y se equilibran. Si nuestro sistema de energía circula bien a través de nuestro cuerpo estamos sanos, felices, y tenemos mayor claridad mental.
–¿Cuáles son las técnicas que permiten alcanzar esa circulación energética saludable?
–Una de ellas es la práctica de Kum Nye, un antiguo sistema de curación, de origen tibetano, que se propone aliviar el estrés y desarrollar el equilibrio. Uno de los primeros aspectos que toma en cuenta es lo que nosotros llamamos “atar la mente al cuerpo”. Si nos pasamos pensando y pensando, y nada sucede a nivel del cuerpo, perdemos la conciencia de él.
Este es verdaderamente el gran secreto: si mi mente está conectada a mi cuerpo como lo están mis manos y mis rodillas y tengo a todo mi cuerpo integrado, mis sensaciones corporales cambian. Por eso en Kum Nye reconstruimos la arquitectura interior, que significa construir una nueva oportunidad para que estas energías puedan circular. Si no, toda la energía se concentra en la cabeza.
Esto sucede porque estas áreas no están comunicadas entre sí. Si efectivamente se comunican, estamos más integrados y somos mucho más saludables. Realizamos movimientos físicos conectados con la respiración porque esta permite hacer que las tensiones circulen, se reciclen. El dolor emocional y las frustraciones de la vida se dan porque la energía está bloqueada. Si logramos desbloquearlas, tendremos más energía disponible y más posibilidades de alcanzar lo que nos proponemos.
La inactividad del cuerpo y de la mente puede hacer que la energía se estanque, creando el caldo de cultivo para la enfermedad. En un cuerpo activo, hay menor probabilidad de que la tensión bloquee el flujo de energía. La actividad física, cuando se realiza con total concentración y pocos pensamientos, es un método sanador en sí mismo.
–Cuando ya está instalada una enfermedad, ¿estas técnicas de relajación y respiración ayudan a sanar?
–Sí, pero a veces la sanación corporal no es posible. Sin embargo, sí lo es la sanación mental y espiritual, aún en el último momento de la vida. Si tienes cáncer y practicas Kum Nye no vas a curarte, pero la enfermedad para el budismo tibetano no es solamente física sino también mental y espiritual. Como el sentimiento de que no tienes salida: ésa es la verdadera enfermedad. Pensar que se tienen opciones es sanador. Desde esta perspectiva aun en enfermedades físicas hacer re-circular toda tu energía también lo es.
–A pesar de haber nacido en Holanda y residir en Estados Unidos desde hace treinta años, usted practica un tipo de psicología de origen tibetano. ¿Cuáles son sus postulados?
–En términos sencillos, es un tipo de psicología positiva que se propone obtener lo mejor de nuestras vidas. En el pasado la psicología solamente veía los problemas, en cambio, la psicología dentro del budismo busca las posibilidades de cada persona; en esta búsqueda es inevitable el encuentro con los obstáculos y dificultades.
Todos tenemos heridas que funcionan como motores en la vida. Sufrimos situaciones conflictivas actuales que están ligadas a esas heridas, pero debemos liberarnos de ellas. Esa es una de las razones por las que practicamos este sistema de sanación que es Kum Nye: esas tensiones están en el cuerpo, y si haces suaves movimientos e incorporas el sentimiento de relajación y gradualmente vas incorporando la respiración, logras la circulación de toda aquella energía detenida.
La sanación se da cuando vivencias antiguas e ignoradas se abren a la conciencia y la energía que estaba atrapada en ella comienza a fluir.
–Como psicólogo, ¿qué espacio reserva a la elaboración verbal de aquellas situaciones personales que se movilizan mediante la práctica de Kum Nye?
–Siempre hay una historia personal, pero en donde ubicamos el eje es en la circulación de energía. Cuando una persona me cuenta su historia, yo intervengo haciendo preguntas y, si las hago bien y esa persona establece un buen vínculo, comenzará a descubrir que tiene las herramientas sobre cómo vivir bien. Cada persona debe descubrir en sí misma su propio conocimiento, porque todo está en nuestro interior.
Esta sabiduría nos pertenece como la humedad al agua. Cuando nos conectamos con ese recurso interior la mente se vuelve clara, y nos damos cuenta de que este tiempo que nos es dado vivir en la tierra como seres humanos nos provee de todas las oportunidades que necesitamos para hacer lo mejor de nuestras vidas.
–Aunque el interés por alternativas no convencionales como la que usted propone está creciendo, importantes porciones del mundo occidental todavía son resistentes a aceptar su valor terapéutico. ¿Cómo sintetiza los beneficios de su propuesta?
–En Occidente tenemos dificultades para alcanzar este estado de integración, porque solo ejercitamos los pensamientos, sin mirar todo lo otro que nos estamos perdiendo, que es muy creativo. Una parte de nosotros no está participando. Los sentimientos son más lentos que los pensamientos, no van tan rápido y a veces suprimimos aquello que sentimos. La exclusión es el problema, excluir nuestros sentimientos y emociones.
En un plano ideal ambos están equilibrados e integrados y generan armonía interior. Sin embargo, en la práctica suele ocurrir que la inteligencia y el sentimiento no se llevan bien, lo cual conduce al desequilibrio. No es fácil reintegrar el pensar y el sentir: podemos usar nuestro intelecto como brújula mientras anulamos nuestros sentimientos, o lo contrario.
Los pensamientos se mueven velozmente, empujando y tironeando y exigiendo nuestra atención. Muy por debajo del carnaval del mundo del pensamiento, y escondido dentro del cuerpo, yace el paisaje sutil del sentimiento. Los sentimientos son tímidos y tienden a permanecer en segundo plano.
Cuando integramos el pensar y el sentir y ampliamos la dimensión espiritual de nuestra vida, tomamos conciencia de la impermanencia como una característica de la existencia misma, aceptamos el desafío de vivir con esas verdades y comenzamos a florecer como seres humanos.

1 comentario:

Nuestra Salud dijo...

En un estudio reciente en la Escuela de Medicina en Atenas, Grecia, se encontro que beber tan poco como 3 a 4 tazas de té verde regularmente tiene beneficios para el corazon y la salud arterial. Son ampliamente conocido los beneficios del té verde como remedio natural y cada dia mas estudios lo comprueban.