Gracias a la ciencia y la gerontología, la esperanza de vida es cada vez mayor y esto nos lleva a reflexionar: ¿Cómo prepararnos para nuestro envejecimiento? ¿Cómo enfrentar la vejez de mis padres? ¿Cómo mejorar la calidad de vida? Muchos nuevos desafíos nos esperan y espero en este espacio poder ayudar a que todos tengamos un envejecimiento pleno y lleno de vida...
Tarde o temprano, llegará: ¡la batalla contra el tiempo, ya está perdida! Así que mejor preparémonos para disfrutar cada minuto...
Cariños,
Elia
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sábado, 4 de diciembre de 2010

Chiang Mai, Tailandia, una esperanza para los seres humanos

Chiang Mai es la segunda ciudad en importancia de Tailandia, y posiblemente por ignorancia, llegué sin ninguna expectativa.

Me recomendaron visitar el campamento de elefantes y simplemente fui porque pensé que era una oportunidad de ver 80 elefantes todos juntos. Me costaba imaginar incluso las instalaciones.

En la entrada nomás había varios con su Mahout (entrenador) abrazando uno por uno a los que íbamos llegando, con la trompa, claro; nos ponían un sombrero y nos hacían una reverencia de bienvenida.

¿Imagina a un elefante anfitrión haciendo todo eso?

Enseguida llegó la hora del baño, al pie de una pequeña caída de agua. Resultaba conmovedor ver a esos animales de más de una tonelada, tirados en el agua, jugando con movimientos delicados, mientras que el Mahout le lavaba las orejas.

Impecables para comenzar el show, en una especie de ruedo luego de saludar en dos patas, desfilaron tocando la flauta. Le siguió partido de football, básquet, con goles y algún que otro tiro fuera de la cancha, tiro al blanco, etc.

Hasta aquí estaba gratamente sorprendida, pero al final llegó un momento en que me saltaron las lágrimas.

Era el turno de los elefantes egresados de la Escuela de Pintura; así como lo están leyendo.

¡Pintan cada uno con un estilo diferente, uno paisaje, otro ramo de flores, otro más abstracto, y hasta la silueta de un elefante! Lo único que hace el entrenador es hablarle y ponerle en la trompa los pinceles ya cargados. Ver eso fue algo transformador. Hay un antes y un después en mí.

De allí partimos para una aldea cercana donde viven “las mujeres jirafas” que son de origen birmano, pero se trasladaron allí porque viven con mejores condiciones.

Pertenecen a la tribu de los Karen, y cuenta la leyenda que cuando salían a cazar, al ser los hombres más veloces, los tigres o leones, causaban estragos en las mujeres, (justamente directo a la yugular), por lo que decidieron colocarles una especie de collar que les cubre el cuello, es de bronce y comienzan a colocarlo cuando las niñas tienen 5 años; el primero pesa un kilo, luego lo van aumentando cada tres años hasta llegar a un peso de 5 kilos. Desde ya que sólo se puede sacar en caso de decidirlo y es algo que está siendo decisivo para esta tribu. Las jóvenes ya no quieren cargar con semejante peso para defenderse de tigres que están casi en extinción. El problema es que sólo pueden hacerlo hasta los 15 años, pues en la adultez, el cuello al no desarrollar musculatura y firmeza ósea, se quiebra.

Cuesta ver en el siglo XXI a las nenitas jugando con la cabeza casi inmóvil con lo que nosotros llamamos cuello ortopédico, pero de bronce y definitivo.

Seguí mi paseo esta vez por el Reino de los Tigres, después de lo que vi en el campamento de elefantes, pensé que no serían tigres en jaulitas lo que íbamos a ver; imaginé un paseo en autos blindados por la selva.

Primera señal de mi error. Al llegar había tres grandes displays con las distintas propuestas: Tigres pequeños con o sin foto, medianos o grandes, con distintos precios, pero lo increíble era que había fotos donde la gente realmente se sacaba durmiendo sobre la panza de ellos, ¡¡¡por ejemplo!!! Había poco tiempo para decidir, y no lo podía invertir en pensar cómo iba a reaccionar con un tigre de más de 200 kilos.

En realidad preferí pensar que quedaría petrificada, antes que salir corriendo y alterar a la bestia. La incertidumbre duró poco, con algunas instrucciones, como no tocar la cabeza, aproximarnos por detrás y no de frente y especialmente relajarnos. Ahí estuve, tocándole la panza y la piel maravillosa mientras me sacaban la foto y un video que podrá ver al final de esta nota.

Pues bien, esta es una Institución sin fines de lucro dedicada a contribuir a que no se extingan, por lo tanto a los sensibleros que preguntan, ¿por qué no los dejan en su hábitat? o, dado que son nocturnos y duermen de día y hay que molestarlos para las fotos que los turistas desaprensivos quieren, ellos responden: “En su hábitat los matan, por eso están en peligro de extinción”. De manera que si hay gente que está dispuesta a aprender otra forma de relacionarse con tigres, y quiere fotos, los tigrecitos tienen que pagar ese precio por el bien de su especie.

Porque pensé que es una esperanza para nosotros los humanos. Porque si fuimos capaces de entender la sensibilidad artística de los elefantes y enseñarles a los tigres que no tienen que morder, ni arañar, ni jugar con la gente como lo hacen entre ellos, y, de paso porque las adolescentes y niñas de las Karen no quieren seguir esclavizadas al cuello metálico para defenderse de algo casi inexistente, quiere decir que hay viejas creencias que nos llevaban a ser crueles y violentos que están desapareciendo.
Bienvenidos los muchos años que tenemos en la actualidad para ver que un mundo mejor es posible y verlo plasmado, lo que por ahora son indicios.

2 comentarios:

Hilda Lucci dijo...

Me parece espectacular que hayan podido vivir estas experiencias, ¡increíble! ¡Y Elia acariciando a un lindo gatito! GENIAL. Un abrazo, Hilda

gabriella dijo...

increible! que hermosura! gracias para compartir un momento tan especial.